Tarazona
Tarazona es sin duda una visita imprescindible. La antigua Tvriaso, según narra la leyenda y el escudo de la ciudad, fue edificada por Tubalcaín y reedificada por Hércules. En la actualidad es una de las localidades más turísticas y visitadas de todo Aragón.
Castillo de Bulbuente
Catedral de Tarazona
La catedral de Tarazona es un ejemplo único de catedral gótica a la que se suma un excepcional legado mudéjar (torre, cimborrio y claustro de delicadas celosías) y renacentista. Reabierta en 2011, tras 30 años de trabajos de restauración, se descubrieron las singulares pinturas de grisalla que adornan el interior de su cimborrio, con un programa iconográfico de raíz humanista y neoplatónica único en Europa, que le ha valido el sobrenombre de Capilla Sixtina del Renacimiento español.
El ayuntamiento
El Ayuntamiento fue construido como lonja de contratación en el siglo XVI, muestra en su fachada una auténtica maravilla en el friso que representa con todo detalle la entrada de Carlos I en Gante.
Se conservan importantes restos de sus murallas, que pueden visitarse en la zona alta de la ciudad.
Palacio Episcopal
El Palacio Episcopal es un edificio renacentista donde destaca el Salón de los Obispos. Alberga el Museo Catedralicio que reúne una selección de los tesoros artísticos catedralicios. Se divide en tres salas dedicadas a la Edad Media, al Renacimiento y al Barroco, con un total de 49 piezas, que van desde el siglo XIII al XX. Las salas están cubiertas por una misma techumbre gótico-mudéjar cuyas vigas están talladas y policromadas, obra de mediados del siglo XV. Se comunican por una galería de arcos de medio punto, con magníficas vistas a la ciudad, construida en el siglo XVI.
La plaza de toros vieja
Su célebre plaza de toros vieja, de forma octogonal, constituida por casas de tres alturas con grandes ventanas y arcos sobre pilares ochavados.
El patrimonio monumental continúa con la iglesia de la Magdalena, la iglesia de San Miguel, la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, de San Francisco, el convento de las Carmelitas de Santa Ana… Las calles y plazas del casco viejo rezuman el aire medieval de cuando aquí convivían cristianos, moriscos y judíos. Es visita obligada el barrio del Cinto, las casas colgadas y, por supuesto, La judería.